La verdad, es que el trabajo de hoy - en verdad, de hace un par de semanas- es mi - no tan- querido bodegón.
He de admitir que me gusta, pero no me gusta. Es una relacion amor-odio... lo que me sucede con este pequeño amigo, es que de tanto trabajaro - aunque no lo parezca- le he empezado a aborrecer. Pero, para no haber hecho antes un bodegón con carboncillo, estoy bastante orgullosa de él.
Como dice Inma, este antiguo amante, tiene una escala muy alta... es decir, que veo los colores muy claros. Cosa que ya sabia, pero que parece que no puedo evitar. Aunque parezca sencillo, he de admitir que me ha costado mi trabajillo. Pero me alegro de que este pequeño hijo por fin haya volado del caballete a la carpeta.
Espero que os haya gustado.
Agridulces abrazos.
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